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HERMENEGILDA “LA ROSA” (Valladolid, 1466-1569)

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Monja carmelita bien parecida, que gozó de la amistad de Torquemada hasta que éste descubrió que sabía leer de corrido y escribir con gracia. Nada más conocer estos extremos, el inquisidor se personó en el convento con varios instrumentos de tortura, alargó la barbilla y la nariz a la religiosa y le pintó el pelo de rosa. Todo, para hacerla pasar por bruja. Acto seguido la llevó ante el Tribunal del Santo Oficio. El desenlace se lo pueden imaginar.

THON, MÁS VIKINGO QUE ODÍN  (Noruega, S. VII)

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Al nacer, la sorpresa de la matrona fue mayúscula: lo primero que salía al mundo era el casco vikingo formando parte de la cabeza de Thon. La madre murió en el parto al engancharse uno de los cuernos en las trompas de Falopio. Desde el primer momento, su estomaguito rechazó la leche, siendo alimentado a base de higaditos de reno, salmón ahumado de aquella manera y carne de orca.

TROCHÁ ET MOCHÁ (Brujas  de Rouen. S. XIV)

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Aquí la singularidad reside en el hecho de que fueron hermanas gemelas de distinto padre. El de Trochá era un campesino al servicio del Caballero de los Tres Degüellos, señor feudal cuyo título lo dice todo; mientras que el padre de Mochá fue precisamente este último, acogiéndose al derecho de pernada. El acto sexual lo realizaron simultáneamente. Cuando Trochá y Mochá se enteraron de la componenda, se hicieron brujas para llevarse volando a su madre de aquella maldita atmósfera.

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