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THOMAS VAN FAROLIÈRE (Alguacil. Flandes, Siglo XVI).

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La mañana en que Felipe II proclamó que en su imperio no se ponía el sol, para agradar al monarca todos los serenos y alguaciles de tan vasto territorio no esperaron a que llegara la noche y arrojaron sus faroles a la chatarra. Todos menos el flamenco Thomas van Farolière, natural de Gante, que antes de tomarse la frase al pie de la letra, pensó. Cuando oscureció, el único que alumbraba en todo el imperio era el suyo. El hecho fue denunciado por sus compañeros al rey Felipe, quien le acusó de alta traición y mandó clavarle la pica que en su día puso allí el Duque de Alba. Una vez ajusticiado el disidente, ordenó que volvieran a por los faroles y la vida nocturna recuperó la normalidad. El peligro había pasado.

BALACHANDRO (Ciempiés transportista. India, 1920).

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Al morir su padre, le dejó en herencia solo seis de los cien pies, de modo que, en principio, el futuro del joven no parecía demasiado halagüeño. Avanzaba tan poco que en el bosque le invirtieron el nombre: le llamaban con sorna Chandro “El Bala”. Aquella situación tan humillante duró poco. Pronto conoció a Frenchy, un escarabajo pelotero que le enseñó a hacer bolas. La bola le llevó a la rueda. Hizo seis y se las puso en los pies. Aprovechando su cuerpo alargado, se dedicó al transporte de mercancías (granos, tallos, etc.) e insectos no voladores. Al final, se ganó la vida mejor que su otro hermano, el que heredó las noventa y cuatro patas restantes, que ni era carne ni pescado.

ÁGUEDA RUIZ DE LA BRAGA (Araña diseñadora de moda. Campos de La Moraleja, Madrid. 2003)

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Tejedora incansable de telas desenfadadas, elaboró sus primeros hilos en un campo de amapolas, margaritas y lirios cercano a La Moraleja, donde alternaba con las mariposas más vistosas y pintureras de la zona. Desde muy joven, recortaba las alas de colores de los insectos que caían en su red, y luego los estampaba en sus modelos. Arañas de todo el mundo se pican por sus diseños. Su pareja es un conocido abejorro con tirantes, de derechas y muy zumbón, actualmente en vuelo bajo.

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