top of page
ATAHUALPA FLAUTALKI (Hijoflauta. Bolivia, S. XV).

​​
Lejos de venirse abajo, los padres de Atahualpa, folkloristas andinos de renombre, al verlo nacer salieron corriendo a dar gracias a la diosa Pacha Mama. Le mantenían dándole de vez en cuando una mano de aceite de teka con la brocha, y poco más. Pasaron varios años hasta que aprendió a sonar, y cuando lo hizo, a su madre se le saltaron las lágrimas. Tocaron infinidad de canciones con él: se tumbaba sobre un tronco inclinado y mientras el padre le soplaba por arriba, la madre toqueteaba los orificios. Vivió muchos años, pasando a ser el primer yayoflauta de la historia.

ÁNGEL SOL Y ÁNGEL FA, “LOS SOLFA " (Morada divina. Principio de los tiempos)

​​
En el cielo daban por hecho que los ángeles buenos vencieron a los malos porque Dios, que todo lo sabe, les avisó de que Luzbel y compañía estaban preparando algo. "Fue pan comido", dicen que contaba entre aleteos de risa el Arcángel San Miguel. Bien. Para celebrar la victoria anunciada, serafines y querubines organizaron una fiesta, y fue aquí donde Sol y Fa se dieron a conocer interpretando bellas canciones pías. Se dirá que cómo es posible si aún no se había inventado la música y, por tanto, tampoco los instrumentos. Eso habría que preguntárselo a Dios; yo sé lo que sé.

PETRI “LA LÁTIGO” (Madre primeriza. España, 1974).

​​
Cuando era niña, sus padres la amenazaban continuamente con el coco lobero, sacamantecas o el hombre del saco, según la preferencia del momento. Creció obsesionada con esa idea, hasta el punto de creer que cuando ella tuviera un hijo, vendría a llevárselo uno de los tres. Para evitarlo, desarrolló una fuerza mental ciclópea que alargó sus piernas 12 metros cada una, dotándolas de la flexibilidad del látigo. Aquí se la ve abrazando a su hijo, con las piernas en guardia, preparadas para la defensa de un hipotético ataque.

bottom of page