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LULÙ ET LALÀ (Vedettes bretonas. Finales del XIX, principios del XX).

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Apolline y Georgette, cansadas de besar por donde pisaban sus maridos, fueron las primeras bretonas que marcharon a París a probar fortuna. Paseando por Pigalle, entraron en el Moulin Rouge a pedir trabajo como limpiadoras de butacas (en esos tiempos, es lo que había). Pronto destacaron por el movimiento de sus culos al fregar, de modo que el dueño las contrató para hacer stripteases. Entonces fue cuando eligieron como nombres artísticos Lulú y Lalá. De allí pasaron al Folies Bergère como primeras vedettes, llegando a especializarse en charlestón.

TUBITU, INVENTOR DE LA CERBATANA (Polinesia. Siglo XIII).

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Aunque existían algunas dudas al respecto, he podido constatar que, efectivamente, el polinesio Tubitu inventó la cerbatana. Comenzó poniéndosela en un ojo a modo de catalejo, pero el orificio era demasiado pequeño y se desilusionó enseguida. Continuó por la oreja, y tampoco le vio demasiada utilidad. Metérsela en la nariz, además de ser una guarrería, le hacía daño. Al final se la introdujo en la boca y sopló: comenzaba el desarrollo del invento. Murió experimentando: en vez de soplar, sorbió, clavándose en la faringe el dardo envenenado que había metido dentro.

MELQUIADES (Búho diurno. Argentina).

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Desde muy pollito padeció trastornos del sueño durante el día; en cambio, se quedaba dormido a las doce de la noche, antes de cenar. A medida que fue creciendo, la disfunción se agravó. Si de noche no cazaba porque se quedaba dormido, de día tampoco, porque al abrir esos ojos tan enormes se le llenaba de luz todo el cuerpo, causándole graves deslumbramientos internos. Poco a poco, fue perdiendo vista hasta mostrar esa mirada perdida al frente, de ciego total, que se aprecia si nos fijamos un poco.

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